2 de octubre de 2013

Pérdida de la Patagonia e Incorporación de la I. Pascua

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Pérdida de la Patagonia
La Patagonia formaba parte del territorio austral de Chile desde tiempos coloniales. Sin embargo, desde la Independencia, Argentina demostró interés en expandir su soberanía hacia esas latitudes. Ya en 1847, el gobierno argentino reclamó derechos sobre esa zona y, luego de una serie de negociaciones, se resolvió en el tratado de 1856 hacer prevalecer el principio del uti posidetis, es decir, respetar los límites que cada Estado poseía al minuto de su Independencia. De esta manera, Chile mantuvo la Patagonia.
A partir de la década de 1870, Argentina desarrolló un proceso de ocupación sistemática de la zona mediante la creación de asentamientos y el recurso de la colonización extranjera. En contraste, Chile se enfocaba en los ricos territorios salitreros del Norte, descuidando la zona patagónica, que en ese entonces carecía de interés económico y por lo tanto no había sido ocupada soberanamente por nuestro país.
Durante toda la década de 1870, Chile y Argentina mantuvieron negociaciones diplomáticas en torno a los límites australes, en las que nuestro país destacó por una actitud tendiente a dilatar las resoluciones y hacer prevalecer los acuerdos de 1856. En este contexto, el Estado chileno encargó al intelectual
Diego Barros Arana evaluar la situación de la Patagonia y se declaró partidario de la cesión de estos territorios a Argentina por la inexistencia en ellos de tierras fértiles ni otros recursos de valor.
Mientras Chile iniciaba la guerra con Perú y Bolivia en el Norte, se reanudaron las negociaciones con Argentina en un contexto evidentemente desfavorable para nuestro país. Argentina ya había ocupado de hecho la zona en disputa.
Las tensiones finalizaron en 1881 mediante la redacción de un nuevo tratado en el que Chile, privilegiando la expansión hacia el Norte, cedió a Argentina los territorios de la Patagonia pero mantuvo el control sobre el estrecho de
Magallanes.
Para definir la frontera entre Chile y Argentina, se estipuló la creación de una línea divisoria hasta el paralelo 52 latitud sur, que seguía el curso de las más altas cumbres de la cordillera de los Andes en las que se dividieran aguas.
Desde ahí se trazaba una diagonal hasta Punta Dungeness, en el acceso
Atlántico del estrecho de Magallanes. A partir de ese punto, la línea se orientaba directamente hacia el sur partiendo en dos la isla de Tierra del
Fuego en el meridiano 78º 74´ longitud oeste, hasta el canal de Beagle. Las islas ubicadas al sur de este canal se mantendrían dentro de la soberanía chilena. Además, este tratado estableció el arbitraje internacional como recurso para dirimir futuras disputas.







Incorporación de la Isla de Pascua

Aunque la anexión de Rapa Nui a la soberanía nacional no se relaciona directamente con el desarrollo de la Guerra del Pacífico, el auge económico logrado por Chile a partir de este conflicto y la proyección de la soberanía sobre el Pacífico fueron aspectos determinantes en su materialización.
La isla de Rapa Nui, ubicada a 3600 km de las costas chilenas frente a Caldera y habitada por población de origen polinésico, recibió desde el siglo XVII la visita de navegantes europeos, holandeses, españoles, franceses e ingleses, que aprovecharon su estratégica ubicación como punto de descanso y abastecimiento de alimentos y agua en las rutas a través del Pacífico. Pese a que durante todos estos años la isla no fue objeto de colonización extranjera permanente, salvo por la instalación de una misión de religiosos franceses, parte de sus territorios pertenecían a un comerciante inglés llamado Juan Brander.
A fines del siglo XIX, los habitantes de Isla de Pascua fueron víctimas del tráfico de esclavos y muchos de sus miembros fueron llevados a trabajar en faenas agrícolas y de extracción del guano en la costa del Perú. En conocimiento de esta situación, el gobierno chileno encomendó al marino


Policarpo Toro la misión de realizar las negociaciones necesarias para incorporar la isla a la soberanía nacional. Con este objetivo, Toro viajó a Tahití, donde se efectuó la compra de las tierras de Brander por un valor de seis mil libras esterlinas. Así mismo, el Estado chileno recibió como donación de los misioneros franceses parte de las tierras que poseían en la isla.


Según el Acta de Cesión del 9 de septiembre de 1888, los jefes de la Isla de Pascua, cedieron para siempre y sin reserva al Gobierno de la República de Chile, la soberanía plena y entera de la Isla de Pascua, y se reservaron los títulos de jefes de que estaban investidos y de que gozaban en esos momentos. Las tierras fueron entregadas en una concesión a una empresa británica. En 1933 el Estado chileno la inscribió a su nombre. Desde 1916 la isla es introducida a la administración de la Región de Valparaíso. La comunidad pascuense, pese a estar regida por la legislación nacional, obtuvo sus plenos derechos políticos en 1966. Desde la década de 1980, el Estado ha desarrollado un programa de entrega de tierras a la población Rapa Nui. Actualmente se encuentra en trámite el Proyecto de Ley que establece el Estatuto Especial de Gobierno y Administración para el Territorio de la Isla de Pascua.

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